Quería desafiar al frio mar. Tenía ganas de que el salitre abrazase su piel de cualquier forma, descalza y con pasos firmes se aproximó al borde donde la húmedad es dueña y señora. Un beso frio besó sus pies y ella, prudente, se alojó en mis brazos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario